“Conocer a los demás es sabiduría. Conocerse a si mismo es iluminación”.
Según Lao-Tsé, y también otros filósofos y maestros espirituales, la base de todo es la de conocerse a sí mismo.
Nos anima a conocer a los demás con los ojos del Amor y la Compasión. Es decir como seres hechos a imagen del Creador. Solo así será sabiduría.
Sobre el conocernos a nosotros mismos, nuestras naturaleza humana con sus debilidades e imperfecciones es de vital importancia en nuestro anhelo de ser mejores personas, de mejorar nuestro nivel de conciencia. Pero más importante es conocer la presencia de Dios en nosotros, presencia que con su poder nos ayudará a descubrir nuestra verdadera identidad, venciendo así tales debilidades, y un día poder manifestar el Amor Divino en nuestra vida.